Heidy Padilla es una de las 20 pospenadas que, tras salir de la cárcel, comenzaron labores este martes en la primera planta de confección para ese sector de la población femenina, inaugurada en Barranquilla.

Ella contó que tenía que buscar la forma de sobrevivir por el bien de sus dos pequeños hijos y ahí encontró la ayuda de la Fundación Esperanza.

“Por fin un trabajo digno después de salir de la cárcel”, dijo a Zona Cero la mujer de 41 años de edad.

Ella salió del Centro de Rehabilitación El Buen Pastor el 6 de febrero de 2020 después de pagar tres años de cárcel.

Un mes más tarde comenzó el confinamiento por la pandemia y lo que pensó iba a ser una vida mejor, se convirtió para ella “en un infierno". Esperaba una segunda oportunidad en la vida, pero fue peor para ella la vida social y económica.

"Al salir de la cárcel el infierno empieza afuera, no adentro. Adentro tu tienes comida, las tres comidas diarias, tienes trabajo, afuera no. Afuera las personas te discriminan por ser expresidiaria, no puedes conseguir un trabajo digno y con legalidad porque por ser presidiaria no lo permitía", aseguró.

Por el rol de ama de casa al que volvían, los trabajos informales tampoco eran una salida y en muchas ocasiones incumplía en el trabajo.

La mujer de 41 años es una de las 20 expresidiarias que tras la formación que recibió de la Fundación Esperanza y el Sena, es una de las expertas en alta costura que trabaja en la planta que funciona en la sede del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Barranquilla, en el barrio Lucero.

Claudia Quintero, directora de la Fundación Esperanza, dijo que en la planta inaugurada este martes “vamos a trabajar en todo lo que es maquila pues ya son especialistas en alta costura".